Durante la primera semana de noviembre, Europa pasó a ser el centro de la pandemia. El Viejo Continente acumuló el 60 por ciento de los casos de coronavirus contabilizados en el mundo. Según la OMS, de las casi 27 mil muertes ocasionadas por el virus durante ese período, el 55 por ciento se registraron allí.

Mientras que en Europa del Este la quinta ola llevó al colapso de los hospitales, la emergencia sanitaria volvió a arraigarse con fuerza en Francia, Austria, Bélgica, España, Italia, Países Bajos, Gran Bretaña, Suiza y Alemania.

De acuerdo a las estadísticas oficiales, los países donde el COVID-19 está causando mayores daños son aquellos en que las tasas de vacunación son las más bajas, una dura realidad que, sin embargo, permite derribar los argumentos esgrimidos por los grupos antivacunas.

En total, Europa suma unos 250.000 casos y 3.600 muertes por día. En Francia, por ejemplo, la tasa de incidencia del virus progresa en una escala del 40 al 50 por ciento por semana, al tiempo que en Alemania, Países Bajos y Austria la situación comienza a ser crítica, según anunciaron las autoridades de cada país.